Año: 4, 1962 No. 51
N. D. Como es de esperarse, no todos los norteamericanos comulgan con la filosofía de los programas de ayuda extranjera que sus políticos ni con los consejos que dichos políticos dan a la América Latina en nombre de los Estados Unidos.
A continuación traducimos un enfoque desde un punto de vista que consideramos interesante, tomado con autorización de la revista Newsweek del 20 de Agosto de 1962.
Socialismo vrs. libertad
Por Henry Hazlitt
Cuando algunos estudiantes visitantes del Brasil entrevistaron al Presidente (Kennedy), uno de ellos preguntó cuál sería la reacción del gobierno de EEUU «en caso que nosotros socializácemos los medios de producción de nuestro país, como medio más eficaz de librar la batalla contra el subdesarrollo»
Mr. Kennedy respondió: «La decisión de su país en cuanto a los medios para proveer progreso es su decisión, y si por socialismo entienden la propiedad (gubernamental) de los medios de producción o industrias básicas, ese es un juicio que a ustedes les corresponde. A lo que nosotros nos oponemos es a la negación de libertades civiles, la negación de oportunidades para personas de reunirse, para tener su prensa, para escoger libremente la clase de gobierno que desean... Nosotros preferimos la economía de mercado competitivo. Nosotros creemos que con la libre competencia podemos satisfacer mejor las necesidades de nuestra gente. Cada país debe hacer su propia decisión».
Esta respuesta, aunque ambigua en algunos respectos, expone la ideología que respalda la Alianza Para el Progreso y nuestro programa de ayuda al extranjero. Una respuesta menos diplomática pero más instructiva podría haber sido así:
¿Cuál sistema funciona?
Lo que usted haga en su país es por supuesto asunto suyo, ya sea que por votación adopten el socialismo o una dictadura, tal como los alemanes hicieron cuando escogieron a Hitler, o los argentinos cuando aceptaron a Perón. En cualquier caso no consideramos que es asunto nuestro intervenir, ni con ayuda económica gubernamental ni con una palabra de «prevención». No obstante, es únicamente justo decirle, si es que pide nuestro consejo, que ustedes no acelerarán su desarrollo económico o crecimiento mediante la socialización de los medios de producción. Por lo contrario ustedes los retardarán, tal como sus gobiernos recientes lo han efectivamente retardado con toda clase de medidas hostiles, no sólo a la inversión extranjera sino también a la empresa doméstica.
Nosotros llegamos a ser el país más rico y más próspero en el mundo siguiendo el camino de la libertad de empresa, de la propiedad privada de los medios de producción en una palabra, del capitalismo. Nuestra velocidad de crecimiento fue aumentada con inversión privada de capital extranjero, principalmente inglés. Fue atraída aquí no sólo porque podía conseguir mayor ganancia que en casa, sino también porque no corría ningún riesgo de discriminación, impuestos opresivos, nacionalización o expropiación. Fue bienvenida, no temida. En la misma forma hoy, el crecimiento del Canadá ha sido grandemente acelerado por la inversión privada de capital estadounidense.
Libertad indivisible
Es la mentalidad anticapitalista de los llamados países subdesarrollados lo que los ha mantenido subdesarrollados. Ha ahuyentado al capital privado extranjero. Ha desalentado al capital y la inversión doméstica. Lo que parece que usted está preguntando es: ¿Si Brasil socializa los medios de producción, estaríamos nosotros en disposición de verter el dinero de los contribuyentes Americanos para ayudarles a llevarlos a cabo? Nosotros seríamos mucho más tontos al hacer eso, que ustedes lo serian de socializar. Porque la socialización retardaría y distorsionaría su desarrollo económico. Nuestros contribuyentes no sólo perderían su dinero, sino estarían alentándolos a seguir una política económica dañina y equivocada.
La cuestión no es si nosotros los norteamericanos nos «gusta» o «disgusta» el socialismo; la cuestión es si el socialismo tiende a aumentar o a retardar la producción de bienes que los consumidores realmente desean. Ayuda económica a un país socialista es peor que desperdiciada.
Y ahora entramos en la cuestión de libertad. El capitalismo es únicamente el nombre para un sistema de libertad económica. Con tal sistema las libertades políticas y civiles florecen y son seguras. En un sistema total o casi totalmente socializado no puede existir ni libertad política ni económica. La libertad es indivisible. ¿Cómo puede haber libertad de prensa, de expresión o de reunión, cuando el gobierno es dueño de todos los periódicos, las prensas y los auditoriums? Como escribió León Trotsky (quien bien sabía) en 1937: «en un país donde el único empleador es el Estado, la oposición significa muerte lenta por hambre. El viejo principio, el que no trabaja no come, ha sido reemplazado por uno nuevo» El que no obedece no come». De manera que si usted quiere socialismo, es su propio entierro. Pero no espere que nosotros lo subsidiemos.