Año: 33, Mayo 1991 No. 726

N. D. Rebeca Permuth es estudiante de primer año en la Facultad de Derecho de la UFM. Este comentario hila una obra literaria –1984con un trabajo de ciencia política –EL CAMINO A LA SERVIDUMBRE-. Estos dos libros han sido calificados por muchos críticos como estrellas obras maestras del Siglo XX.

1984 -ENTRE ORWELL Y HAYEK

Por Rebeca Permuth

¿Es posible alterar la naturaleza del hambre a tal grado que reniegue de su condición humana, es decir, de su desea de superación, libertad, amar, integridad y dignidad? George Orwell, en su novela futurista 1984, publicada en 1949, nos contesta la interrogante.

1984 es una utopía negativa que contiene el aterrorizante retrato de la vida en la sociedad totalitaria de Oceanía, lugar gobernado por la figura omnipotente del «Gran Hermano».

En Oceanía existe un solo partido político, encabezada por el «Gran Hermano». Las dos finalidades del Partido son: a) Conquistar toda la superficie de la Tierra y b) extinguir la posibilidad de cualquier libertad de pensamiento. La administración de Oceanía se encuentra dividida en ministerios irónicamente denominados para ocultar su verdadera desempeño. El Ministerio de la Paz se encarga de la guerra; el Ministerio de la Verdad, de las mentiras; el Ministerio del Amor, de la tortura; y el Ministerio de Abundancia, administra el hambre al encargarse de la función económica de la nación.

Oceanía es una de las tres superpotencias mundiales en un mundo donde la suma de dos de ellas es incapaz de conquistar a la tercera. Han evitado una catástrofe atómica para no destruirse mediante un limitado pero constante estado de guerra. En Centro América a esta táctica militar de guerra limitada, pero constante, se le ha denominado «conflicto bélico de baja intensidad». Los países involucrados en este conflicto presentan un evidente deterioro económico. En Oceanía este «conflicto bélico de baja intensidad es esencial para la justificación del funcionamiento de su sistema económico de «economía de guerra».

Es dentro de esa sociedad que vive un individualista llamado Winston Smith. Esa sociedad, que tiene como primera consigna de Partido: «La guerra es la paz», se mantiene en un incesante miedo de ser atacada mientras no encuentre los medios para la aniquilación completa del enemigo de turno. Esta continua carrera de armas, si bien no lleva a la explosión de una guerra atómica, sí conduce a la destrucción de todas aquellas cualidades que se consideran democráticas, lo que en la realidad política es un freno para el desarrollo económico.

En Oceanía la competencia por los mercados es inexistente, cada potencia cuenta con una economía autárquica en la que:«El problema era mantener en marcha las ruedas de la industria, sin aumentar la riqueza del mundo. Los bienes habían de ser producidos pero no distribuidos. Y, en la práctica, la única manera de lograr esto era la guerra continua».

La segunda consigna de Partido es «la libertad es la esclavitud». El partido busca quitarle al hombre su individualidad, su personalidad. En esta manera la sociedad se transforma en una herramienta de estancamiento. José Ingenieros, en su libro El Hombre Mediocre (1953), explica: «Todos los enemigos de la diferenciación viene a serlo del progreso». Un ejemplo de la esclavitud económica es el actual desastre de la economía rusa.

Los miembros del Partido consideran que al escapar de su individualidad se transforman en una masa amorfa inmortal que les garantiza su trascendencia. Pero lo que consiguen con esto, de acuerdo a Ingenieros, es un sentido común colectivo: «...eminentemente retrógrado y dogmatista», en contraposición del buen sentido que es: «...individual, siempre innovador y libertario».

Para el Partido el poder no es un medio, sino un fin en sí mismo. Lo ejerce sobre el cuerpo y la mente de los ciudadanos, y especialmente sobre su espíritu. Así, el Partido controla a la población a través de una combinación de fuerza física, manipulación intelectual y destrucción de valores espirituales. Friedrich A. Hayek explica en Camino a la Servidumbre (1944) como: «Para alcanzar las finalidades que se proponen, los planificadores tienen que crear un poder público de unos hombres sobre otros de magnitud hasta ahora desconocida; y su éxito dependerá del grado en que logren tal poder». En un sistema totalitario esto es posible que pueda ocurrir, ya que la supresión de la libertad con todas sus consecuencias no es ahí ningún obstáculo.

Otra herramienta de poder es el «neolenguaje» una forma simplificada del idioma que hace impasible el pensamiento original. Así misma existe la «Policía del Pensamiento», que regula el comportamiento a través de telepantallas y micrófonos escondidos. La privacidad se ve violada totalmente, incluso en la familia. Los hijos son confrontados constantemente con sus padres. Les enseñan a espiar y denunciar a su familia. Así la familia se deviene en una ampliación de la «Policía del Pensamiento». Situación que se ha dado en los países comunistas cuyo total fracaso moral y económico ha resultado recientemente en el colapso de esas economías y de sus sistemas de gobierno.

Es esta sociedad equivalente a algunos regímenes comunistas de nuestra época, paralizado por el temor y la pérdida de identidad, Winston Smith escribe lo siguiente en su diario: «Para elfuturo opara el pasado para la época en que se pueda pensar libremente, en que los hombres sean distintos unos de otros y no vivan solitarios. Para cuando la verdad exista y lo que se haya hecho no pueda ser deshecho: Desde esta época de uniformidad, de este tiempo de soledad, la Edad del Gran Hermano, la época del doble pensar...¡muchas felicidades!».

Comprende Smith que la personalidad individual comienza en el punta precisa donde nos diferenciamos de los demás. En Oceanía cualquier pensamiento en contra de las consignas del Partido es denominado «crimental» (crimen de la mente), y su consecuencia es la muerte. Sin embargo él prefiere la muerte a vegetar moldeado por una sociedad de hombres que sin personalidad son meros animales.

La tercera consigna de Partido manifiesta: «Laignorancia es la fuerza». Se fundamenta en el supuesto que la realidad externa no existe, que es producto únicamente de la mente. De esta forma quien controla el pasado, controla el futuro, y el que controla el presente controla el pasado y el futuro. Esta alteración del conocimiento sobre el pasado, que no permite ninguna comparación con otras realidades, lleva a la tolerancia de cualquier condición de vida. Esta alteración de la historia mera fabricación también es necesaria para defender la infabilidad del Partido. Para el logro de la anterior es necesario «poner al día», cambiar o inventar las estadísticas, discursos y datos de toda índole, con la que se puede demostrar que el Partido no se equivocó en sus predicciones. La incapacidad de hacer cualquier estudio comparativo tendrá que producir nefastas consecuencias en el campo económico al no poder utilizar las equivocaciones como caminos de desarrollo. En Oceanía era inaceptable, bajo ninguna circunstancia, que la doctrina política del Partido cambiara en lo más mínimo, ya que eso representaría una confesión de debilidad.

Es así como la alteración del pasado se hace necesaria por dos razones: la primera es para que el miembro del Partido, así como el proletario, tolere las condiciones de vida actuales al no tener con qué compararlas; haciéndasele creer que se encuentra en una mejor situación que sus antepasados. Pero la razón fundamental para reformar el pasado es la necesidad de defender la infabilidad del partido. Para esto es necesaria poner al día las estadísticas, discursos y datos de toda índole para demostrar que el Partido no se equivocó en sus predicciones. Aparte no se puede admitir baja ninguna circunstancia que la doctrina política del Partido haya cambiado en lo más mínimo, ya que representarí una confesión de debilidad.

Hayek explica que«...el colectivismo significa la muerte de la verdad. Para que un sistema totalitario funcione eficientemente, no basta que a todos se les obligue por la fuerza a trabajar por el logro de las finalidades escogidas por los que mandan; es esencial también que el pueblo llegue a aceptar esos fines como ideales propios; para esto son menester la propaganda y el dominio completo de todas las fuentes de información».

En Oceanía al Partido no le interesa la moral de las masas, sino solo la moral inmoral del Partido mismo. Se espera que el miembro del Partido sea: «fanático, ignorante y crédulo», prevaleciendo en él«el miedo, el odio, la adulación y una continua sensación orgiástica de triunfo»

Orwell insiste en que la manipulación de la mente se logra en gran medida a través de la deformación el lenguaje. Hayek explica que «La manera más eficaz de hacerle aceptar al pueblo los ideales que se quiere que sirva, es hacerle creer que son los mismos que siempre ha perseguido, pero que no se habían comprendido debidamente o no se habían reconocido antes. Y la técnica más eficiente para lograr ese propósito consiste en emplear las mismas palabras de antaño, pero dándoles un significado distinto. Pocas modalidades de los regímenes totalitarios son tan confusas para el observador superficial, y al propio tiempo tan características del ambiente intelectual de dichos regímenes como esa completa desfiguración del lenguaje».

En Oceanía se hace obligatoria el «doblepensar», que es la facultad de sostener dos opiniones contrarias simultáneamente. Decir mentiras a la vez que se cree sinceramente en ellas, olvidar todo hecho que no convenga recordar, y luego, cuando vuelva a ser necesario, sacarlo del olvido solo por el tiempo que convenga». Al gobernar, el Partido desquicia la realidad, y es gracias al «doblepensar» que éste se cree en posibilidad de pasar el curso de la historia, como dice Hayek:«La tragedia del pensamiento colectivista consiste en que comienza con el empeño de conquistar la supremacía de la razón, y acaba por destruir la razón».

Winston Smith se ve atrapado por estas tres consignas. Su batalla contra el conformismo (no acepta que la guerra sea la paz), su esfuerzo por descubrir la verdad del pasado (no acepta que la ignorancia sea la fuerza) y su desafío al «.crimental» pensando para convertirse en un ser humano independiente (no acepta que la libertad sea esclavitud).

Cuando es descubierto por el aparato represivo del Estado se da cuenta que para el Estado «Nada resulta tan peligroso como un hombre que aspira a pensar con su cabeza». Es torturado y acabado espiritualmente. Luego de su quebrantamiento físico, es liberado y regresa a la sociedad como un perdedor. Winston Smith ha fracasado. ¡El Estado ha triunfando! Orwell le dio la posibilidad de triunfo aplastante al Estado totalitario sobre la voluntad de la persona.

Un día, en una taberna, Winston oye que Oceanía ha ganado una importante victoria en Africa. Entre la euforia de la celebración, Winston se derrota a sí mismo. Admite y acepta su error hasta el punto de convencerse que, finalmente, siente «amor» por el«Gran Hermano».

Así, George Orwell nos responde a la pregunta con la que se inicia este trabaja. Un uso ilimitado de torturas físicas, mentales y espirituales el poder de dominar en nombre de la Colectividad erradican del hombre su natural espíritu humano. Este hombre, destruído en su individualidad, su personalidad, aspira a confundirse con los que le rodean. Pasa a formar parte de una masa humana que funciona como máquina al servicio del Estado.

Orwell comenzó a escribir 1984 en 1941, y la obra apareció publicada en 1949. Hayek empezó CAMINAR A LA SERVIDUMBRE antes de la II Guerra Mundial y el libro salió al Público en 1944.

Tras haber sido una de las figuras más prominentes del socialismo británico, Orwell se convirtió en uno de los más duros críticos del Estado totalitario tras verlo funcionar en tiempos de Stalin y de Hitler. Según Hayek, el tipo de Estado en el que inevitablemente resulta el ideal socialista es precisamente ese, aún cuando su objetivo sea el opuesto.

Sobre la obra de quien por aquella época era un profesor del London School of Economic, Orwell opina:«En la parte crítica de la tesis del Profesor Hayek hay mucha verdad. Nunca basta decirlo y en cualquier caso, no se dice lo suficiente que el colectivismo es inherentemente antidemocrático; es más, le confiere a una tiránica minoría poderes más grandes que los que la Inquisición Española jamás sonó poseer».

En el fondo, aún cuando el diagnóstico de ambos coincide respecto al tipo de aparato de control social que surge, su visión sobre el triunfo difiere.

En 1984 triunfa el Estado que domina y aplasta a la persona. En las obras de Hayek, no solamente en su obra de ciencia política, la naturaleza humana es un «continuum» que se ve amenazada periódicamente por el constructivismo intelectual que insiste en probar nuevas formas de negación de la libertad individual. La Oceanía de Orwell corresponde al mundo occidental que al final de la II Guerra Mundial ya había sido seducido por las promesas de la planificación económica centralizada el socialismo «científico».

El triunfo del Estado es solamente temporal y sobre los individuos a quienes oprime, no es sobre la naturaleza humana. Hayek aseguró que los experimentos totalitarios del Siglo XX llegarían a un final, como muchas otras experiencias similares de la historia, tras su total fracaso.

En 1991 el mundo no es Oceanía. Las democracias occidentales han preservado e incluso aumentado las libertades civiles. Los Estados totalitarios de Europa Oriental se han desmoronado. Lo que parecía la confirmación de la visión futurista de Orwell, los países de Europa del Este, tienen hoy la esperanza de recobrar los valores que harán resurgir un sistema social en donde prevalezca la libertad individual.

No debe juzgarse la novela de Orwell como una profecía incumplida. El autor pretendió hacer una advertencia sobre la naturaleza oculta del Estado centralista que en muchos lugares ya anulaba la libertad, imponía un lenguaje manipulativo, y dominaba a grupos enteros de seres humanos cual obedientes rebaño, pastando en seductoras doctrinas económicas que los conducirían hasta precipitarse en los deshumanizados abismos del fracaso y la miseria.

Pero, como dice la última línea de la obra de Hayek:«una política de libertad individual es la única que verdaderamente conduce al progreso».

¿DEMOCRACIA SOCIALISTA? ¿SOCIALISMO DEMOCRATICO?

«‘En las democracias la mayoría de la gente cree todavía que es posible combinar el socialismo con la libertad. No se dan cuenta de que el socialismo democrático, la gran utopía de las últimas generaciones, no solamente es imposible de alcanzar, sino que los esfuerzos que se hagan por lograrlo llevan a algo completamente distinto a la destrucción de la libertad misma».

«La planificación económica lleva a la dictadura por ser ésta el más eficaz instrumento de coerción y, como tal, indispensable para el establecimiento de una planificación central en gran escala».

«Para que un sistema económico funcione eficientemente, no basta que a todos se les obligue por la fuerza a trabajar por el logro de las finalidades escogidas por los que mandan; es esencial también que el pueblo llegue a aceptar esas fines como ideales propios; para esto son menester la propaganda y el dominio completo de todas las fuentes de información».

F.A. Hayek, Camino a la Servidumbre, 1944

LIBERTAD INTERIOR Y 1984

«Dadnos A los niños por ocho años y serán bolcheviques para siempre»

V. I. Lenin ante los Comisarios para la Educación Pública (1923)

«El individuo debe aceptar su personal insignificancia, disolver a sí mismo en un poder superior y hasta entonces, sentirse orgulloso de participar en la fuerza y la gloria de ese poder superior»

A. Hitler, «Mein Kampf» (1933)