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Año: 2, Noviembre 1960 No. 17
PROLOGO AL LIBRO DIEZ LECCIONES DE ECONOMíA DEL Dr. FAUSTINO BALLVE
Por: Lic. GUSTAVO E. VELASCO
PROLOGO
He aquí un libro necesario. Un libro breve, sencillo, inteligible. Un libro que debía escribirse y se ha escrito. Un libro que debe leerse y se leerá.
Hoy que muchas obras sobre economía parecen tratados de hidráulica y que numerosos economistas dan la impresión de cifrar su orgullo en la obscuridad de lo que escriben, era efectivamente necesario que alguien volviera a la tradición de que la economía es algo más que una técnica para especialistas, de que es una dimensión que debemos integrar en nuestras vidas, y que tratara, por consiguientes de que vuelva a ser comprendida, si no por la generalidad, al menos por la parte culta y por los elementos directores de nuestra sociedad.
De la conveniencia, más todavía de la urgencia de esta tarea, no cabe dudar. Es ya una observación banal que las grandes cuestiones de nuestro tiempo revisten carácter económico o cuando menos están ligadas con éste o poseen un fondo económico. En tanto que en los siglos XVI y XVII fueron las disputas religiosas y en el siglo XIX las reformas políticas las que ocuparon el centro del escenario, hoy son los problemas económicos los que aparecen como vitales y decisivos; y aún las iglesias consagran buena parte de su tiempo y de su esfuerzo a prédicas sociales y económicas, a veces se antoja que con mengua de su misión espiritual y de preocupaciones más elevadas. Y aunque la que reputo cuestión central de esta época, la que confronta nuestra generación de optar entre una sociedad libre o voluntaria y una sociedad servil y totalitaria, trasciende del plano puramente económico y reviste aspectos más amplios políticos, sociales, hasta de salud mental y de moralidad personal no hay duda de que un elemento esencial para resolverla es el económico y de que únicamente la teoría relativa puede permitir que nos decidamos con inteligencia y conocimiento de causa por una economía de mercado o por una economía dirigida o de mando.
En efecto, las enseñanzas de la teoría económica nos ilustran sobre lo que ocurrirá en distintas constelaciones de circunstancias. Al aclararnos lo que suponen y lo que originan los diversos fines que podemos perseguir, el análisis económico nos hace posible querer con pleno conocimiento de lo que estamos queriendo y, por tanto, perseguir fines congruentes y mutuamente compatibles. No es exagerado, por consiguiente, que lo califiquemos de técnica de la acción racional y que afirmemos que sin su auxilio es imposible optar fundadamente entre los diferentes sistemas posibles de organización de la sociedad.
Tal vez, como observa Ropke, el estudio de la economía política se haya convertido en esencial para el conjunto de nuestra civilización, porque la preservación de ese conjunto exige que los responsables comprendan por lo menos el funcionamiento del sistema económico que forma parte de él. En contraste, basta asomarse a la enseñanza de esta disciplina para comprobar cuán lejos se encuentra del desiderátum de que proporcione al hombre moderno una idea sintética pero clara de la estructura y funcionamiento de la sociedad y del lugar que en ella ocupa. En la escuela secundaria se imparten nociones tan incompletas como superficiales de economía política dentro de un curso de civismo. En el bachillerato universitario, en donde mayor oportunidad habría para una presentación de la ciencia que la convirtiera en un saber viviente, es decir, en parte de la cultura de nuestro tiempo como ha propugnado Ortega y Gasset, ni siquiera se estudia.
Como resultado, el hombre medio, inclusive aquellos que por su posición están llamados a dirigir la vida social, carece de cultura económica, cuando no considera a la ciencia de la economía como un saber fútil o incomprensible. Una de las consecuencias más perniciosas de esta ignorancia y de la renuencia consiguiente a reflexionar con seriedad en los problemas económicos, consiste en la tendencia de la mayoría de los ciudadanos a favorecer las transacciones y las soluciones eclécticas, tanto más cuanto que en su ceguera no perciben que todos somos partes en los problemas económicos y que de la forma en que se resuelvan dependen nuestro bienestar y hasta nuestra libertad y nuestra vida. Esta actitud es la responsable de que todos los días nos deslicemos, gradual pero seguramente, por el plano inclinado del intervencionismo, que es sabido que no constituye ni puede constituir un tercer camino y que desemboca fatalmente en el comunismo y el totalitarismo, a menos de que una de las grandes crisis que periódicamente provoca proporcione a sus víctimas la lucidez necesaria para decidirse a abandonarlo y a remontar la pendiente.
Según se desprende de estas brevísimas consideraciones, no es posible huir de la economía. Si en efecto se ocupa de los problemas fundamentales de la sociedad, querámoslo o no tendremos que acudir a ella. De hecho son siempre teorías económicas, las que se aplican, inclusive cuando son equivocadas por no corresponder al estado actual de la ciencia o a las situaciones reales que se pretenden regir con ellas. Tampoco es posible pensar en abandonar esta parte de nuestras existencias a los economistas, no solamente porque, parodiando a Clemenceau, podríamos decir que la economía es un asunto demasiado serio para dejarlo a los profesionales, sino porque semejante abdicación haría impracticable la democracia. Enhorabuena que se oiga siempre el parecer de los técnicos y que la ejecución de las políticas aprobadas se ponga parcialmente en sus manos; sin embargo, las decisiones fundamentales, las de principio, deben tomarse por todos los ciudadanos capacitados para ello, por todos los líderes intelectuales de la comunidad.
La finalidad de la difusión de los estudios económicos se desprende de lo expuesto. Como expresa Mises, no se trata de hacer de cada ciudadano un economista, simplemente se persigue prepararlo para desempeñar sus funciones cívicas, para que pueda resolver con percepción y acierto sobre las discusiones y proposiciones con que a diario nos enfrentamos en la actualidad. Knight observa con razón que lo más deprimente de la política de control de precios, de la congelación de rentas por ejemplo, no se encuentra en el hecho de que los inquilinos poseen mayor número de votos que los propietarios, sino en el estado de ánimo y la ceguera de razonamiento que revela.
El libro del doctor Faustino Ballvé es pequeño, pero constituye un primer y excelente paso, en lengua española, en el sentido que se desprende de las líneas anteriores. Aún en otros idiomas las obras de iniciación a la economía o en que ésta se exponga con la finalidad que vengo indicando, son escasísimas. Para escribirlas se requieren no solamente conocimientos amplios, sino perspectiva; no solamente dominio de la materia, sino facultades de simplificación y un género de talento que es muy poco común. Posiblemente el profesor Ballvé ha cumplido también la tarea que se propuso porque además de haber estudiado la economía en las aulas y el gabinete, ha tenido oportunidad de aplicarla y de ver sus resultados como hombre público, y porque a dichos estudios agrega los de derecho y la práctica de la abogacía. En todo caso, a su libro debe acompañarlo la gratitud de todos los que pensamos que no hay trabaja más vital en esta hora que defenderla libertad, que es una e indivisible, y por eso no se concibe ni puede subsistir en general sin libertad económica.
Lic. Gustavo R. Velasco
EL AUTOR,
Dr. Faustino Ballvé nació en 1887 en Barcelona (España) en una familia de origen noble y de carácter muy cosmopolita (su abuelo paterno fue norteamericano, su tío materno francés, su propio hijo es ciudadano británico).
Se recibió de abogado en Barcelona en 1907 y de Doctor en Derecho y Ciencias Sociales en Madrid en 1910, pasando en seguida a ampliar sus estudios a Alemania y luego a Inglaterra hasta que la primera guerra mundial le hizo regresar a España.
En Barcelona abrió en 1915 bufete especializado en asuntos mercantiles e internacionales, que llegó a ser uno de los más conocidos en Europa. Siguió cultivando científicamente el Derecho y la Economía y fue miembro de la Academiade Jurisprudencia y Legislación y de la Sociedad de Estudios Económicos de Barcelona, de la International Law Association y de la Sociedad de Derecho Comparado de Berlín.
Al hacer crisis la monarquía en España, organizó y dirigió en Cataluña el partido Acción Republicana que presidía Don Manuel Azaña. Fue elegido diputado a las Cortes de 1936 y, al terminar la guerra civil, emigró a Francia y de allí a México, adquiriendo, en 1943, la ciudadanía mexicana.
En México ejerció la profesión habiendo sustentado su examen profesional con mención honorífica; fue presidente del AteneoLibertad, miembro del Consejo Directivo del Instituto de Investigaciones Sociales y EconómicasA. C., profesor de Economía del Instituto Tecnológico de México y ha dictado también lecciones en la Facultad de Derecho de la UNAM.
Entre sus numerosas publicaciones merecen citarse La teoría jurídica del delito según Beling (Madrid 1912), El Socialismo y la Guerra (Barcelona 1915), Spanien als Betátigungsfeld fürfremden Handelund Industrie (Berlín 1924) sinopsis del derecho español y en el Europabuch der Rechtsanwálteun Notare (Berlín 1926). Función de la Tipicidad en la Dogmática del Delito (México 1951), Esquema de Metodología Jurídica (México, Botas, 1956) y La Crisis de la Libertad (cinco conferencias, en prensa), además de numerosas conferencias y artículos en Revista de Legislación y Jurisprudencia de Barcelona, Revista de los Tribunales de Madrid, La Proprieté Industrielle de Berna, lnternationales JahrbuchfürGerichtswesenyGesetzgebunqund Rechtspraxisdes Auslandes de Berlín, Revista de la Facultad de Derecho, Criminalia y Foro de México, D.F., World Liberalism de Londres Bürgerrecht de Amsterdam, etc.
Ha publicado en español, con anotaciones y comentarios, la Sociología de Eleutheropulos. (Madrid, Reus, 1911), Los Grandes Pensadores de Rudolf Eucken (Madrid, Jorro, 1912), La Cuestión Obrera de Enrique Herkner (Madrid, Reus, 1916) La Cuestión Agraria de Adolfo Damaschke (Madrid, Reus, 1916), Derecho Internacional de Niemeyer (Editorial Labor), El Comercio de Lexis (Ed. Labor), Modernas Teorías del Derechoy del Estado de Stammler (México, Ed, Botas,1955), etc,