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Año: 32, 1990 No. 713
N. D. Gorvachev: Hombre Del Año, Hombre De La Década, Premio Nobel de La Paz, un gigante con pies de barro, un nuevo mito de occidente. Elena Bonner , viuda del científico Andrei Sakharov, ha sido durante mucho años una de las principales defensoras de los derechos humanos en la Unión Soviética. Esta nota fue tomada de El Nuevo Siglo, de Colombia. E. C. Pasour, Jr. es profesor de Economía en la Universidad del Estado de Carolina del Norte, E.E. U.U. Su ensayo fue tomado del Freeman, de New York.
Occidente creó el Mito de Gorbachev
Por Elena Bonner
Tomó 10 años destruir el mito del socialismo como el sistema más justo y beneficioso. Los millones de ciudadanos soviéticos que murieron durante a guerra civil y la colectivización, que murieron de hambre, que fueron ejecutados, no destruyeron el mito. La sangre vertida en las calles de Budapest y el Muro de Berlín, los tanques soviéticos en Praga, los millones que protestaban huyendo de Europa Oriental en busca de una vida mejor, no destruyeron el mito. El mito finalmente se hizo añicos a causa de las estanterías vacías en los almacenes y las palabras vacías. Así se vio cómo el surrealismo no es simplemente un movimiento artístico. Es un estilo de vida sin libertad, sin comida ni abrigo, impuesto a toda la sociedad por una pequeña minoría.
Pero la sociedad es un organismo singular, y sus ramas no pueden florecer cuando las raíces están muriendo. El capitalismo comprendió esto y, contrariamente a Marx, no llevó al empobrecimiento de la clase trabajadora. Al contrario, creó una clase media, la parte más productiva de la sociedad, como una garantía de su estabilidad y bienestar.
La «nomenklatura», la clase dirigente de la URSS, también comprendió a última hora que no podría sobrevivir al colapso económico del sistema. Sin estar dispuesta a hacer cambios sustanciales, esperaba escapar a la rutina total haciendo suficientes concesiones a Occidente como para recibir la asistencia que necesitaba. Esta fue la génesis de la «Perestroika» y de un nuevo Iíder: Gorbachev. Este comenzó por satisfacer algunas viejas demandas de Occidente: el desarme, la liberación de los prisioneros de conciencia, contactos más amplios con Europa y Estados Unidos, el retiro de las tropas soviéticas de Afganistán y el«glasnost».
En un comienzo el «glasnost» resultó útil. Todo podía ser excusado por errores pasados. Más tarde, de alguna manera se les escapó de las manos, en especial en el Primer Congreso de Diputados del Pueblo de junio de 1989, en el cual se destaparon carencias de nuestra sociedad que nuestros líderes habían ignorado. El Congreso fue importante no sólo para la URSS, sino también para los países de Europa Oriental: demostró que la Unión Soviética era impotente para restringir los procesos democráticos que ya estaban en marcha. Y, en el otoño pasado, el mundo comenzó a cambiar literalmente de hora en hora.
El gobierno de la URSS no confía en el pueblo. En el curso de dos años la Constitución ha sido reformada con el sólo propósito de concentrar el poder absoluto en el Jefe de Estado. El país fue testigo de la culminación de este proceso en los forcejeos de la tercera sesión del Congreso de Diputados del Pueblo que precedió a la elección de Presidente. Es obvio que el pueblo no confía en el gobierno, y esta desconfianza está personificada en una desconfianza a Gorbachev.
La pasada manifestación del 1o. de Mayo dejó esto claro. Gorbachev abandonó la tribuna para no ver el despliegue del sentimiento popular de repudio. Algunos creen que se sintió insultado, otros que se sintió asustado.
El 1o. de Mayo también me asustó a mí, no por la gente que se congregó en la Plaza Roja, sino por el número de hombres armados que estaban en sus alrededores, como si las autoridades se prepararan para una repetición del «Domingo Sangriento». Si eso fuera así, entonces la situación es verdaderamente peligrosa, especialmente porque el poder de Gorbachev es visto como el mayor obstáculo para las reformas deseadas por la mayoría de la población.
En algunas regiones, las tendencias nacionalistas y separatistas son más fuertes que las democráticas, pero una cosa es cierta los pueblos de la URSS no quieren vivir como lo han hecho en el pasado, y no lo harán. Día a día parece cada vez más dudoso que Gorbachev puede restaurar la confianza del país.
Para los estadounidenses, Gorbachev es el autor de la «Perestroika», un demócrata, el liberador de Europa Oriental, el Hombre de la Década. Asocian su nombre con la paz, la prosperidad y los presupuestos militares reducidos. Es el mago bueno de los cuentos de hadas. ¡Otro mito! no les interesa lo que va a ocurrir con los pueblos de la URSS bajo Gorbachev. Una extraña paradoja de la historia. Ha nacido un nuevo culto a la personalidad, pero esta vez fue en Occidente y no en la URSS .
Lo que falta en la Perestroika
Por E. C. Pasour, Jr.
La «Perestroika», el muy discutido plan de 1985 de Mikhail Gorbachev para reestructurar la economía soviética, apenas ha mejorado el nivel de vida de sus ciudadanos.¿Logrará hacerlo algún día? Lamentablemente le falta el ingrediente esencial para que emerja una economía productiva. La reforma fallará ineludiblemente si no se tiene en cuenta la lección del debate sobre «el cálculo económico» de hace ya medio siglo.
En las décadas del 20 y 30, los economistas austríacos Ludwig von Mises y F. A. Hayek demostraron que el socialismo, al eliminar la propiedad privada destruye el sistema de precios de los bienes y servicios, lo que impide la asignación económica y racional de los recursos. Sin los precios establecidos por la oferta y la demanda, es imposible calcular el costo verdadero de las cosas, y sin las señales dadas por las ganancias o las pérdidas, no hay manera de saber lo que más desea el consumidor, ni lo que es más necesario.
El sistema espontáneo de los precios coordina y transmite, de un modo más completo y exacto que la dirección central, la información que necesitan las empresas para decidir qué hacer. Hayek demostró que mucha información económica depende de las circunstancias del lugar y del momento, y que ésta no se puede reducir en forma de estadísticas para los planificadores.
El mercado de bienes raíces asigna las tierras a sus diversos usos dependiendo de la oferta y la demanda que existan para cada propósito. Cuando aumenta la demanda del maíz los agricultores ofrecen más por los terrenos más apropiados para su cultivo, y aumentan el área total dedicada a su siembra. Para tomar la decisión que más beneficia al público no tienen que saber por qué ha aumentado la demanda del maíz; la toman con perspicacia según responden, en busca de mayores ganancias, a las señales del mercado.Ningún método de asignación central de los recursos puede orientar la producción con la misma eficiencia que el sistema de precios.
Durante el gran debate sobre el cálculo económico varios economistas socialistas, incitados por las críticas de Mises y de Hayek, idearon el «socialismo del mercado» que podría emular los resultados de una economía libre sin dirección central. Oscar Lange y Aba Lerner, entre otros, explicaron que el planificador central, si logra tener los datos sobre la escasez y valor de los recursos, sobre sus varios usos posibles, y sobre las preferencias del consumidor, puede entonces acertar en su asignación para satisfacer al consumidor.
Hayek demostró que tal ejercicio de matemáticas no viene al caso en las condiciones del mundo real. Ya que presupone que el planificador posee la información necesaria para tomar las decisiones. El «socialismo de mercado» da por resuelto precisamente el problema más importante, el de averiguar la información que sólo proviene de los procesos del mercado, según se manifiesta en los precios libres. Esta información no existe antes de que actúen las empresas y los consumidores, y cuando se convierte en estadísticas ya es muy tarde para ser útil más que como historia.
El ingrediente que le falta a la perestroika es el de la institución económica de la propiedad privada que es lo que permite que emerja el mercado cuya naturaleza es un proceso descentralizado de decisiones. No se puede organizar el socialismo a través del mercado porque es ilusoria la idea de tener un mercado sin que en él se pueda disponer libremente de la propiedad, de venderla y de comprarla. Por eso es imposible cualquier reforma significativa mientras insistan en buscar soluciones «dentro del socialismo, y no fuera de él», como lo propuso Gorbachev en su libro«La Perestroika».
«La lección del debate sobre el cálculo económico es que bajo un sistema socialista, no haymanera de que surjan los precios, mucho menos se puede hablar de «reformarlos». Hasta hace poco los planificadores soviéticos no parecían haberse dado cuenta de esto. Hace unos meses el primer ministro Nikolai Ryzhkov prometió «reformar los precios» y amentar la producción de los bienes de consumo, pero no señaló ningún plan para hacer cambios fundamentales en el sistema de la tenencia estatal de los bienes y en el control económico central» F. C. Pasour, The Freeman (1990).